En un país donde la edad media del parque automovilístico está por encima de los 13 años, parece útil conocer los problemas más comunes a los que se enfrenta nuestro coche, si no estamos en disposición de renovarlo por un vehículo nuevo.

Es obvio que cuántos más años tenga nuestro coche, más averías y problemas sufrirá, y que con los años el mantenimiento se encarece al ser necesario ir sustituyendo piezas para mantenerlo en óptimo estado de funcionamiento, siendo los amortiguadores, los frenos o la famosa correa de la distribución algunas de las piezas clásicas en estas necesarias sustituciones o puestas a punto.

De hecho, entre las averías más usuales de los coches veteranos, hemos de destacar el desgaste de la correa de distribución, pues si no la cambiamos a tiempo, el resultado será el de un daño grave a nuestro motor.

Otro clásico es, por supuesto, el embrague, cuyo envejecimiento acaba provocando el conocido como ‘efecto de patinaje’, y no podemos olvidarnos de las piezas del sistema de frenado, que van disminuyendo poco a poco, por el uso, su capacidad para frenar.

Luego están las averías en los sistemas de seguridad del vehículo. Nos referimos, claro, a los anclajes de los cinturones de seguridad, pero también a los tubos de escape, donde es bastante habitual sufrir fisuras o grietas por el uso, y que conviene revisar de forma periódica para mantener en estado óptimo el sistema de reducción de emisión de gases.