Que la gasolina sale más barata que el gasoil es una de las razones tradicionales para comprar un coche diésel, que además consume menos, pero estos días el argumento pierde fuerza. En los paneles de cada vez más gasolineras el precio del gasóleo A iguala o supera al del otro carburante tradicional. Con datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la tarifa media del litro del diésel en España, a 25 de marzo, es de 1,845 euros, frente a los 1,828 euros de la gasolina de 95 octanos.
¿Por qué ocurre esto ahora, si la costumbre marca lo contrario? La respuesta se encuentra en la volatilidad de los mercados. “Lo que realmente fija los precios en el surtidor no es el coste del crudo, sino la cotización internacional de los productos refinados”, apuntan fuentes de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP).
Aparte de que haya subido el precio del barril de brent, referencia en Europa, los productos refinados “tienen sus propias dinámicas”, explica la AOP. Y las tarifas se han disparado. “La cotización internacional del gasóleo ha subido más que la de la gasolina y que la del crudo. Las causas son muy complicadas de determinar en un momento tan cambiante, pero puede afectar un descenso de la oferta –una parada técnica en una refinería, por ejemplo– o un aumento de la demanda, ya que en invierno se consume más gasoil”, añaden las fuentes de la AOP.
“Normalmente no es nada raro que la cotización del gasóleo sea más alta pero la diferencia de impuestos compensa la diferencia y en el surtidor el diésel se mantiene más barato. Sin embargo, el precio internacional ha aumentado tanto que ha eliminado el beneficio fiscal”, aclara la AOP.
Al precio original del combustible se añaden los costes de distribución y almacenamiento, que suponen un aumento de alrededor de un 16%, y luego aparecen los impuestos. Por un lado, el Impuesto Especial de Hidrocarburos grava con una cantidad fija por litro de combustible (0,47 euros para la gasolina y 0,38 en el gasóleo); por otro, se suma el 21% de IVA.
Dada la situación, la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES) ha solictado al Ejecutivo una rebaja temporal del IVA que grava los carburantes, del 21% al 10%, del mismo modo que se ha hecho con la electricidad. Esta medida se traduciría en ahorros de unos 12 euros por depósito.
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